Sentir es Existir - Sobre hacer existir el arte - II PARTE Lo Corporeo

 
Sentir

Lo Corpreo

Menos inmediatez y más Maduración 

  Dedicarse al arte hoy es enfrentarse a un mercado voraz, al malicioso e inevitable capitalismo salvaje que conlleva convivir en esta sociedad y el deseo de ser conocido para acceder “mercado del arte”, para vivir de ello o el tan popular “para vivir de lo que se ama”. La realidad todavía es un poco más distinta a lo que sueña, hoy se nos pide generar más obra, más rápido y en menor precio. Hay una exigencia muy marcada de inmediatez, de “es para ayer”, que se aprovecha de la cantidad que acarrea “la competencia”, reduciendo por lo general su tiempo de maduración, de pasión e intensidad, provocando una falta de transcendencia de lo ingenuo a lo auténtico. Este oficio no puede ser para ayer, el arte aprende del ayer, se desarrolla y se construye para un mañana. El arte es una representación de una cultura, de las vivencias, de las emociones, de la transformación, del trabajo o la lucha que conllevo llegar a crear o vivir eso, pero para analizar la cultura, tiene que estudiarse posteriormente a ser vivenciada. No existe el artista de la noche a la mañana. El arte necesita vivir para recordarnos ese viaje introspectivo que cada uno debe emprender.

  De hecho cada persona que vive no solo para respirar, que toma conciencia de su experiencia y su emoción, ¡es un artista!, y en ese sentido cualquiera puede ser artista, sin ni siquiera necesitar del título. Todos somos capaces de generar procesos creativos, la primera herramienta siempre es el cuerpo y sus tiempos, sentir y trabajar en ello: antes de llegar a coger el pincel para pintar en el lienzo hemos vivido alguna experiencia que inspira cada nervio para poner en acción nuestras manos; antes de llegar al instrumento para hacer la melodía, hemos sentido la vibración y la conexión con una emoción que genera la música en nosotros; antes de tomar la cámara para hacer la foto, hemos aprendido a ver y capturar la luz. Pero así también pasa con el artesano que despierta en la madrugada cada día para hacer el pan que no solo nos quita el hambre, sino que llena un vacío con sabores que llegan al corazón, y su sabor es irremplazable por la simple hechura automatizada y simple de una máquina.

  Y Cuando se siente, se entiende...

  Pareciera que no hay tiempo para sentir en esta sociedad contemporánea y he ahí el problema; se nos esfuman las buenas poesías , los tiempos tristes, eufóricos, ansiosos o angustiosos son dopados, embriagados, ocultados a toda costa, como si estos estados fueran enfermedad que se contagia ante los espacios vacíos que cada vez tienen menos cabida. Ciegos a la necesidad de estos períodos de vacuidad del ser y sus lutos, sonrisas, sus rebeldías y demás, todo para aprender de nuestra realidad mortal.

  La vida es muy corta para quien no vive sus deseos, para quien no siente, para quien no sufre, no hay felicidad sin sufrimiento, como no hay arte sin sentimiento. Y el contenido del arte viene contingentemente unido a la identificación con la experiencia, con la emoción, con el encuentro de nosotros mismos en esa vivencia, en esa cultura. Hay obras que tienen la intención de sacar lo más oscuro de nosotros mismo en sociedad, para hacernos reflexionar y renacer lo más humano de nuestros valores.

Continua leyendo la ultima parte:

Copyright © Corina López De Sousa, 2018